Es un hecho que en nuestro país no necesitas saber ni aprender sobre el tema para poder tatuarte y hasta sentirte parte de un movimiento "rebelde".
El tatuaje rebota de un sector a otro sin ningún tipo de consideración, admiración o autocrítica. Los artistas que tenemos en México tienen que salir para mostrar su trabajo, su propuesta, batallan por años para ser reconocidos y hasta bien pagados, son pocos los que tienen además del talento, un poco de suerte.
Es aquí donde la cosa se pone complicada, venderle al gran sector de la sociedad piezas sencillas, comerciales y hasta reproducidas en demasía o pelear día a día con ser reconocido, esto último, con el riesgo de morir en el intento.
Y es genial que todo mundo pueda tatuarse, como sea y con quien quiera, pero si tú te identificas con lo nos referimos, tenemos que seguir la cuesta arriba, luchar por nuestro propio tatuaje.
Hoy hay tatuadores "famosos" haciendo "chacharitas" a cambio de una cámara, de los reflectores, y sí, cobran quizá lo que nunca en su vida, porque tatúan a un famoso, a una "celebridad", pero a su carrera no le aporta nada... El famoso seguirá siéndolo y el tatuador será "el que tatuó a tal", no se verá más que el nombrecito, la lunita, etc. No más.
El verdadero reconocimiento de un artista o de un tatuador, no está en los medios, en las redes sociales, el reconocimiento se lo dan los que llevan una pieza en su piel y donde se paran, ese tatuaje llama la atención, muchos identifican inmediatamente al artista, otros no dudarán en preguntar quién lo creo y ahí es cuando funciona un verdadero reconocimiento.
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